De acuerdo a datos de un informe titulado “Ahora o nunca”, que se publicó hoy en el mundo, un tributo a las riquezas podría recaudar un mínimo de US$26.504 millones al año entre una veintena de países de la región, suficientes para combatir el hambre en personas de extrema pobreza o garantizar la cobertura universal y gratuita a la vacuna contra el COVID-19. América Latina y el Caribe no pueden esperar más.
La Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (Latindadd), que forma parte de la Alianza Global por la Justicia Fiscal, presentó esta mañana su informe “Ahora o nunca: Impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y El Caribe”, un acabado estudio que pone en evidencia la necesidad de establecer tributos a los patrimonios más grandes del continente como forma de paliar las devastadoras consecuencias de la pandemia del Covid-19 y combatir la creciente desigualdad sistémica que afecta al continente.
Según el estudio, la crisis del coronavirus hará retroceder más de 15 años la lucha contra la pobreza en la región: A finales de este año, 45 millones de personas habrán caído en la pobreza mientras que el PIB se desplomará cerca de -9.1%.
Como contrapartida, los milmillonarios de la región aumentaron su riqueza en 48.200 millones de dólares solamente durante los primeros dos meses. Es decir, en el periodo más estricto de confinamiento. “Fueron los grandes ganadores de la crisis”, sostiene el texto de autoría de la economista Rosa Cañete, experta en Desigualdad.
De acuerdo a los cálculos realizados por LATINDADD, un impuesto a las grandes fortunas tendría un potencial de recaudación en 20 países de la región de US$26.504 millones al año, una estimación “conservadora” que podría llegar al doble incluso.
Este monto podría cubrir el acceso universal a la vacuna contra el Coronavirus. “Otra alternativa posible para los fondos adicionales resultantes de los cambios tributarios analizados en el informe es financiar, la vacuna contra la COVID-19, para de esa manera asegurar el acceso gratuito a toda la población de América Latina”, enfatiza el texto.
También se podría financiar por completo un bono contra el hambre en personas de extrema pobreza durante 6 meses en todo el continente; o garantizar la cobertura universal de vacunas en la región, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) evitaría la muerte de 2,5 millones de chicos al año.
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La riqueza en América Latina y el Caribe, la región más desigual del planeta, está híper concentrada en pocas manos y casi no tributa. El 41% de la riqueza lo tiene el 1% más rico, que solo aporta el 3.8% de la recaudación total.
“Uno de los problemas en América Latina es que la riqueza está escondida. En los datos, las figuras legales, en guardias fiscales en el extranjero o en el secreto bancario. ¿Cuál es la riqueza que controlan estas elites?”, planteó Jorge Coronado, de CNE (Costa Rica) y miembro de nuestro Comité de Coordinación, uno de los tres expositores que presentaron el texto.
“¿Cómo enfrentamos estos desafíos en una caída tributaria? Tenemos un amplio espacio para gravar, con sectores que se han beneficiado en los últimos años, que tiene más milmillonarios, como el sector de alimentos, tecnologías o el financiero. Todos esos ámbitos deben colaborar más, no quienes están en la pobreza”, sostuvo Verónica Serafini, de Latindadd (Paraguay) durante su presentación.
La crisis también golpea las arcas públicas, donde la recaudación disminuirá del 18,5% del PIB regional en 2019 a un 17,0% del PBI este año. “Esta baja genera Estados nacionales con poca capacidad de incidir en la distribución del ingreso, en la garantía de derechos económicos, sociales y culturales y, por lo tanto, también en la respuesta a la crisis”, sostienen.
El documento señala que: “Actualmente el 50% de los ingresos tributarios de los países de la América Latina y el Caribe proviene de impuestos al consumo, que no discriminan entre ricos y pobres y por lo tanto llegan a aumentar la desigualdad. En comparación, los ingresos tributarios en la OCDE dependen tan solo un 33% de este tipo de impuestos”.
“Queremos derribar ciertos mitos que siempre se mencionan a la hora de tocar estos temas. La pandemia ha sido una muestra de cómo se salvan solo los ricos y los pobres quedan condenados a no desarrollarse”, sostuvo Adrián Falco, de Fundación SES (Argentina) y secretario de la Red de Justicia Fiscal de América Latina y el Caribe.
“La baja de impuestos a los bienes personales, que en Argentina pasó del 0,4 al 0,2 % rompe el mito de que el aumento de impuestos no trae inversiones. En Argentina en los últimos cuatro años el impuesto bajó, y las inversiones no vinieron” desmitificó Falco.
Es por todo ello que LATINDADD plantea a los gobiernos de la región la necesidad urgente de una reforma tributaria integral que incorpore un impuesto a las grandes fortunas permanente. América Latina y el Caribe no pueden esperar más.